Estas no sirven, reza la madrugada y un temblor inmóvil sacude el cuerpo.
La hebra más íntima de los sucesos duele con transparencia ininteligible.
La melancolía mantiene su batalla húmeda entre la lengua encerrada.
El silencio más elocuente, el escalofrío entre los dientes, rompe y allí
radica la emoción
enhebra la tierra
… esa magia articulada.
Una chispa de alegría lamida florece entre luces trasnochadas.