CÁNDALO

El tronco devuelve su último aliento.

Sobre el ladrillo tiznado

se deja romper crepitando,

cae al rescoldo,

seroja de papel ceniza,

con la blandura del terciopelo.

Me envuelve el hechizo

del dulce sol del ocaso

que sus anillos guardaron

con la paciencia inmóvil del  bosque.

Al alba despierto.

Sobre el hogar

el resto templado;

sobre mi rostro

el sonrojo de un sol enajenado.

                                                                                               A Angel Cano y Anabel Estébanez

6 comentarios en “CÁNDALO

  1. «El tronco devuelve su último aliento». El primer verso ya me parece una frase perfecta y siento envidia sana. Leo el poema tres, cuatro veces y sólo puedo decir, aunque no soy poeta, que me parece tan perfecto como la primera frase. Luego me asalta una duda: ¿Por qué Cándalo? En la mitología griega -Wikipedia dixit- es uno de los siete reyes de Rodas, hijo del dios Sol, Helios. Envidioso de la habilidad para las artes de su hermano Ténages, conspira para matarlo.
    Ahora este comentarista solicita al poeta, al cual envidia, pero no al modo de Cándalo, una pequeña pista.

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    1. Gracias Jorge por esa «envidia» tan sana y sincera. Conozco un poco la mitología griega y sé de las intrigas que por ella circulan; pero en este caso cándalo solo es un título sonoro, una palabra poco habitual que me gusta y además usada habitualmente por las personas a las que dedico el poema cuando atizan su chimenea… El sol entrega su energía al árbol que la acumula en sus anillos y éste, una vez cortado en cándalos, la devuelve en la chimenea al poeta que de alguna se siente atrapado, ¿a quién no le atrapa la visión de una buena hoguera? ¿a quién no le gusta tener un trocito de sol luciendo entre cuatro ladrillos tiznados? Espero que mis preguntas alimenten esa sana curiosidad. Gracias por estar. Un fuerte abrazo
      Alej.

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