No puede tu cuerpo, su luz crepitante, atraer,
no puede sino la mirada del cansado desviar por sendas
de tacto oscuro,
la lucha muda con rostros de amor vacíos.
Barren sus chispas tristezas cimentadas en lo profundo
una y otra vez, una y otra vez
intentando clarear la mañana de los pasos perdidos,
minúsculos ahora que nada hay mayúsculo.
Íntimo decrépito,
se refugia en la necesidad primigenia de esparcirse:
escaleras abajo anónimos recolectores
descansan en silencio a la sombra de árboles;
construyen y reconstruyen
una y otra vez,una y otra vez
la dignidad de las soledades.
No hay puntos suspensivos
penetra en el laberinto buscando la claridad de las sombras.
Devorado
una y otra vez, una y otra vez
la oscuridad de la noche no sacia su hambre de silencios.
No puede tu cuerpo sino proyectarse en el lienzo vacío.
La belleza… ¿Es?
¿Puede ser? ¿Será?
Existe el encuentro.
¿Existe?
Un torso masculino desnudo derramándose
muro de palabras:
¿Recolector? ¿Decrépito?
¿Recolector decrépito?
Es.
Habrá que extraer la pintura de la panza de palabras;
se excitan, excitan encerradas en cuencas vacías,
para ser poseídas por un parpadeo, una mirada.
Fotografía gentileza de Lazaroffotografía
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